Tras una tormenta una calma, tras un llanto una sonrisa, tras un atardecer un amanecer, tras la noche el día, tras un comienzo un final, tras un dolor un alivio…
Pero en mi tormenta no hubo calma, mis llantos no esbozan sonrisas, no hay amaneceres, mis noches se hacen eternas, mi final no tuvo un comienzo y cuando el alivio brilla por su ausencia.
Y si la esperanza es lo último que se pierde, debo estar llegando al final. Mi vacío no tiene remedio, mis heridas no podrán curarse...
Se disipan mis dudas de manera fría, acercándome a la certeza de que esta vez no habrá una mirada atrás, ni un camino que me lleve hacia ti, esta vez he llegado a un punto sin retorno. Y es que mis buenos momentos te los debo, pero la deuda con los malos es mayor. Rompen en mi cabeza cada uno de los errores que cometí en el pasado y se desvanecen los pocos aciertos que tuve ocasión de conocer.
Pero en mi tormenta no hubo calma, mis llantos no esbozan sonrisas, no hay amaneceres, mis noches se hacen eternas, mi final no tuvo un comienzo y cuando el alivio brilla por su ausencia.
Y si la esperanza es lo último que se pierde, debo estar llegando al final. Mi vacío no tiene remedio, mis heridas no podrán curarse...
Se disipan mis dudas de manera fría, acercándome a la certeza de que esta vez no habrá una mirada atrás, ni un camino que me lleve hacia ti, esta vez he llegado a un punto sin retorno. Y es que mis buenos momentos te los debo, pero la deuda con los malos es mayor. Rompen en mi cabeza cada uno de los errores que cometí en el pasado y se desvanecen los pocos aciertos que tuve ocasión de conocer.
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