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Y susurras muy bajito 'cuando te expulsan el humo en la cara, te están pidiendo un beso'. Y sucede, mi corazón se frena por unos segundos, para comenzar a latir con más intensidad. Tú sonríes, y tocas mi mejilla ahora rosada. Y me paralizo, pero tu llevas el control. Y te acercas, y tomas una calada y la dispones a soltarla con suavidad en mi cara. Y sonrió, y me acerco, me relamo los labios, tú observas con atención, pones tu mano en mi nuca, y la apretas con suavidad. Y los labios se rozan por minutos, y te beso el superior, con delicadeza, tu me besas el inferior con dulzura. Y el ritmo aumenta, el deseo se hace patente. Los besos se vuelven más intensos. La lujuria está presente. Pero me separo, y sonrió, y murmuró algo a escasos centímetros de tus labios, y sonríes, y te dispones a tomar otra calada, echando el humo de nuevo, volviendo a empezar, hasta que el cigarro se consuma y el deseo no pueda ocultarse.