Amor. Sueños. Felicidad. Sonrisas. Tú sonrisa. Tu forma de mirarme. La facilidad con la que suben los colores por mis pálidas mejillas tornándolas de un suave rosado. Ver tu silueta al final del camino esperándome con la mano tendida. Que seas la primera persona que vea al despertar. Convertirte en esa estrella que nunca se apaga. Que no seas el típico príncipe azul. Que tengas en tu rostro una sonrisa traviesa. Que después del bofetón llegue el beso. Que después de cada discusión venga una mejor reconciliación. Pasar noches de pasión desenfrenada entre tus sábanas. Que tu saliva curen mis heridas. Notar tu lengua en cada parte de mi cuerpo. Que tu risa alimenten mis oídos. Que me hagas callar con un beso, o dos, o tres... Sentir que puedo contar contigo. Dejarte marcado un beso en el cuello. Escribirte con una barra de labios un te quiero. Dejarte marcada mis uñas en tu espalda. Abrazarte hasta perderme. Cumplir mis deseos más profundos. Susurrarte palabras al oído. Estremecerme con cada caricia tuya. Que en nuestra relación nunca falte la pasión. Que me beses con dulzura, con cariño, y con ternura, que me muerdas el labio y pasemos a un beso menos controlado. Que tu lengua baile junto a la mía, que se entrelazen, que hagan un pulso sin que haya vencedor. Morderte la lengua. Apreciar tu sabor. Que me entren escalofríos al notar tu respiración cerca de mi cuello. Que me susurres un: vas a quererme. Que tus manos recorran mi cuerpo. Que las mías desabotonen tu camisa. Y dar paso a ese deseo que no se piensa resistir, que rompe todas nuestras normas establecidas.








jueves, 24 de febrero de 2011

Siento que te quiero

Nuestros dedos se entrelazan, el mundo desaparece. En un solo instante estamos los dos en una realidad alternativa, en una que tú y yo creamos. Dejamos a la gente atrás, solo nos sentimos a nosotros. Ellos no existen, sus voces no se oyen en ese lugar al que escapamos. Sus gestos, movimientos, todo se marcha. Todo se va para dejar paso a nuestras nuevas sensaciones.
Tus manos tocan las mias. Tus dedos se entrelazan con los mios. Nuestras manos encajan. Tus dedos, tus manos, tu piel, me encantan. Mataría por besarlos cada día, por tenerlos siempre a mi lado, porque jugasen conmigo.
Nuestros cuerpos se juntan. Me apoyo en tu hombro. Hueles mi pelo. Suspiramos. Me levanto poco a poco. Me pongo de puntillas. Alzo la cabeza. Estamos a la misma altura.
Te miro a los ojos. Esa mirada. Esos ojos que con la magia del sol pasan a ser verdes. Me veo en ellos. Descubro como soy para ti. El amor que sientes. Suelto tu mano. Levanto la mia despacio hasta llegar a tu cara. Te acaricio. Mis dedos tocan tu mejilla, rozan tus párpados.
Una sonrisa se dibuja en tu cara. Buscas mi mano, la encuentras. La besas. Me miras. Descubres que yo también te quiero. Nuestras manos se vuelven a juntar, volvemos al principio.
Nos acercamos. Casi nos rozamos. Siento tu respiración. Nuestros labios están cada vez más cerca. Me besas. Siento tu corazón.
Me quieres.
Soltamos las manos. Me agarro a tu cuello, coges mi cintura. Separamos nuestras bocas. Nos volvemos a mirar. Tus ojos, mis ojos. Tu labios, los mios.
Te digo que te quiero. No me respondes. Tengo miedo. Me vuelves a mirar. Ves el dolor en mis ojos y te acercas a mi cuello. Me das un beso. Un pequeño roce de tu boca con mi piel. Tus labios buscan mi oreja. La encuentras. Sigo dudando. Y me susurras que me quieres. Y nos volvemos a mirar.
Nos besamos otra vez. Otra, otra más, y otra. Nuestras respiraciones se hacen una. Aceleran. Nuestros cuerpos se juntan.
Tus manos acarician mi cintura, mi cadera, buscas mi piel. Tocas mi barriga, mi espalda. Las horas se convierten en minutos y estos a su vez en segundos.

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