Amor. Sueños. Felicidad. Sonrisas. Tú sonrisa. Tu forma de mirarme. La facilidad con la que suben los colores por mis pálidas mejillas tornándolas de un suave rosado. Ver tu silueta al final del camino esperándome con la mano tendida. Que seas la primera persona que vea al despertar. Convertirte en esa estrella que nunca se apaga. Que no seas el típico príncipe azul. Que tengas en tu rostro una sonrisa traviesa. Que después del bofetón llegue el beso. Que después de cada discusión venga una mejor reconciliación. Pasar noches de pasión desenfrenada entre tus sábanas. Que tu saliva curen mis heridas. Notar tu lengua en cada parte de mi cuerpo. Que tu risa alimenten mis oídos. Que me hagas callar con un beso, o dos, o tres... Sentir que puedo contar contigo. Dejarte marcado un beso en el cuello. Escribirte con una barra de labios un te quiero. Dejarte marcada mis uñas en tu espalda. Abrazarte hasta perderme. Cumplir mis deseos más profundos. Susurrarte palabras al oído. Estremecerme con cada caricia tuya. Que en nuestra relación nunca falte la pasión. Que me beses con dulzura, con cariño, y con ternura, que me muerdas el labio y pasemos a un beso menos controlado. Que tu lengua baile junto a la mía, que se entrelazen, que hagan un pulso sin que haya vencedor. Morderte la lengua. Apreciar tu sabor. Que me entren escalofríos al notar tu respiración cerca de mi cuello. Que me susurres un: vas a quererme. Que tus manos recorran mi cuerpo. Que las mías desabotonen tu camisa. Y dar paso a ese deseo que no se piensa resistir, que rompe todas nuestras normas establecidas.








martes, 1 de marzo de 2011

Cabalgata de pasión

Caen las ropas, todo se detiene ese momento. De beso en beso, de caricias que se prodigan los cuerpos. Sonido de cascadas semejan los susurros que se empiezan a oír en el silencio. Los ojos que se miran, el deseo que encadena las miradas. Las manos que recorren los caminos que sobre la piel se marcan y en los centros, húmedos como verano de Sabana, la lava que comienza a desbordarse por la pasión que en ambos se desata. Los pulsos de la vida que cabalgan al son de las caderas desbocadas.
Embestida salvaje, apasionada, vaivén de los cuerpos que armoniosamente se acoplan en la danza. Sudor que se desliza voluptuoso por las curvas sinuosas de las pieles empapadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario